En Pakistán, los cristianos son considerados ciudadanos de segunda clase. Allí se les insulta, discrimina y presiona, y rara vez tienen la oportunidad de progresar socialmente. La mayoría de ellos tienen que trabajar en empleos mal pagados - a menudo como jornaleros - en fábricas de ladrillos, en la limpieza de la canalización, como barrenderos, conductores de rickshaw o empleados domésticos. Sus ingresos solo les permiten vivir al día.
La pandemia del coronavirus ha empeorado su situación, pues muchos han perdido sus trabajos durante el confinamiento, sin ahorros a los que recurrir. Aunque muchos musulmanes están en una situación similar, estos al menos pueden contar con la ayuda de las ONG locales. En cambio, a los no musulmanes a menudo se les niega cualquier ayuda.
La pandem ia de coronavirus se está extendiendo rápidamente por Pakistán: en la segunda quincena de junio, siguieron produciéndose diariamente más de 1.000 nuevos contagios, con un elevado número de casos no notificados. A fecha de 27 de julio, la cifra oficial de casos confirmados era de casi 274.300 infectados, con más de 5.840 muertos.