Desde la diócesis de Juína, en el Mato Grosso, el padre Jeferson Slussarek nos dice: “Mi parroquia está compuesta por comunidades que viven en las orillas de varios ríos. Para ellos es una gran alegría que pueda acompañarles y llevarles a Cristo Eucaristía, celebrando juntos la presencia de Dios entre nosotros”. Se trata de varias comunidades indígenas, algunos de ellos sin tierras.
Ahora con el coronavirus hay que extremar las precauciones. No obstante, la Iglesia no desiste en acompañar la vida de las comunidades más remotas y necesitadas. No pueden abrir las iglesias pero siguen cerca de la gente, ofreciendo esperanza. El seminario menor San José, además de ser seminario, se ha convertido en Casa de la Caridad. Todos los días ofrecen 40 comidas para quienes viven en la calle.