La madrugada del 22 de enero de 2020, la vida de la comunidad de Ancud en la isla de Chiloé, sufrió un vuelco: la iglesia San Francisco era destruida por las llamas. El templo, construido a principios del siglo XX, quedó reducido a escombros. Su párroco resultó con heridas de mediana gravedad.
A la fecha, aún no han comenzado las gestiones para reconstruir el templo. Esto será sin duda un camino largo, no sólo por el alto presupuesto que implica, sino también porque reconstruirla supone un gran desafío arquitectónico y de ejecución, ya que el edificio era un exponente de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera.
Las llamas no sólo destruyeron una iglesia que era patrimonio cultural y símbolo de la ciudad de Ancud. También, desde ese día, la comunidad no tiene un lugar donde reunirse.
Hemos estado en contacto con la comunidad desde el día del incendio, ayudándolos a ponerse de pie. Con alegría vemos los avances en el salón multiuso que les prometimos y que, gracias a la generosidad de ustedes, estamos construyendo.