En el pasado reciente se han iniciado las obras de reparación de las casas, la electricidad, el agua y las escuelas, y el verano pasado las familias finalmente comenzaron a regresar. En ocho meses, 300 personas han retornado. Los líderes de la Iglesia creen que centenares más, que han vivido como desplazados en ciudades y pueblos vecinos, regresarán ahora.
Los extremistas destrozaron altares, decapitaron imágenes y mancharon los muros con mensajes blasfemos anticristianos. Las obras en la iglesia y la capilla implicarán la renovación de ventanas, puertas y tejas, la redecoración y la eliminación de grafitis del ISIS como “Esclavos de la Cruz, os mataremos a todos” o “Este es territorio islámico. No pertenecéis aquí”.