No sólo la labor pastoral, sino también las actividades educativas promovidas por la diócesis están sufriendo las consecuencias del conflicto: 40 escuelas católicas de primaria han sido cerradas desde 2016. Otros han sido atacados y sometidos a actos de vandalismo, como el colegio de Nuestra Señora de Gracia en Muyuka y el colegio de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Muea el 22 de septiembre de 2017. También el emblemático Instituto de Bachillerato de San José en Sasse, Buea, fue asaltado por civiles armados. Alrededor de 20 personas, entre alumnos y profesores, resultaron heridos en el ataque, lo cual obligó a cerrar temporalmente los colegios católicos de la diócesis.
Por otra parte, en centros de salud diocesanos, como el hospital Monte María de Buea y el hospital Regina Pacis de Muntengene, se ha registrado una caída drástica del número de pacientes debida al éxodo masivo de personas que huyen de la Diócesis a otras zonas. Así mismo la fundación ACN subraya que han sido informados de casos en las que las fuerzas de seguridad del Estado han irrumpido en los centros de salud católicos con armas de fuego en busca de presuntos combatientes independentistas ingresados. También ha habido casos de mujeres que han tenido que dar a luz sin atención médica.